Terrades es uno de esos pueblos de L’Alt Empordà que enamoran por su encanto discreto y la calma que se respira. Rodeado de naturaleza y enclavado en un valle tranquilo, es el lugar perfecto para desconectar, pasear sin prisas y disfrutar del paisaje sin filtros.
Uno de sus grandes atractivos es la ruta hasta la ermita de Santa Magdalena, situada en lo alto de una colina rocosa. El camino ya merece la pena, pero al llegar arriba, las vistas dejan sin palabras. El recorrido pasa por el santuario de la Mare de Déu de la Salut, muy querido en la zona y protagonista de encuentros y peregrinaciones.
Si visitas Terrades en primavera, no te vayas sin probar sus cerezas, una delicia de temporada que da un sabor propio al pueblo.